China ha implementado el sistema de control de inteligencia artificial (IA) más estricto del mundo, situándose en una posición contrastante con la Unión Europea, que apuesta por una aproximación basada en la auto-regulación y la evaluación de riesgos. El estudio publicado en los «Internal Comparative Legal Guides» por cuatro expertos destaca la supervisión estatal directa que China ejerce sobre todos los algoritmos y modelos de lenguaje de IA desde su implementación.
Este control se articula a través de tres pilares fundamentales. En primer lugar, existe una obligación de registro ante las autoridades competentes en un plazo máximo de diez días tras el lanzamiento de cualquier algoritmo o modelo de IA. Seguidamente, se requiere una supervisión continua que comprende la etiquetación de todo contenido generado por IA y un control riguroso a lo largo de la vida útil de cada servicio. Por último, China también se enfoca en proteger a grupos vulnerables mediante regulaciones específicas.
El sistema ha generado resultados tangibles, evidenciados por el cumplimiento de gigantes tecnológicos como Microsoft y HP, quienes han registrado sus algoritmos en China. Las autoridades, por otro lado, han procedido a cerrar servicios que violaban las normativas establecidas, como «Lingxiang Zhiwen AI» y «Kaishanhou AI Writing Master», por no cumplir con evaluaciones de seguridad y por generar contenido ilegal, respectivamente.
La estrategia china de combinar un control estatal severo con una inversión masiva en desarrollos de IA se distingue radicalmente de la Ley de IA europea. Aparte de regulaciones estrictas en cuanto a contenido generado por IA, protección de datos personales y propiedad intelectual, China establece un marco ético que aborda los requisitos específicos sobre sesgos algorítmicos.
Esta aproximación ha propiciado un desarrollo considerable en el sector de IA dentro de China, con empresas locales como Baidu y SenseTime a la vanguardia, compitiendo directamente con entidades de talla global como OpenAI y Google, todo mientras se asegura que la tecnología se alinee con los intereses nacionales.
