la fiebre global mueve ya casi tanto como su industria del acero

En la actualidad, el anime se ha convertido en un fenómeno global que trasciende generaciones y fronteras, convirtiéndose en una parte integral de la cultura pop. Este éxito no es exclusivo de las nuevas generaciones, ya que incluso aquellos que crecieron viendo televisión en las décadas pasadas, sin darse cuenta, disfrutaron de series de animación japonesa clásicas como «Heidi», «Marco» o «Mazinger Z». La industria del anime, de hecho, es una potencia multimillonaria que genera alrededor de 27.734 millones de euros anuales, cifra que desafía incluso a sectores tradicionales japoneses como los semiconductores y el acero.

El crecimiento exponencial de esta industria se vio especialmente impulsado durante y después de la pandemia de COVID-19, cuando el confinamiento global llevó a muchos a buscar refugio y entretenimiento en el anime. Según informes, el mercado del anime superó sus propios récords anteriores en 2022, alcanzando un valor de tres billones de yenes, lo que representa un crecimiento del 198% en comparación con 2013.

La internacionalización del anime ha sido clave en este crecimiento, con plataformas de streaming como Netflix, HBO, Prime Video y Disney+ invirtiendo fuertemente en este contenido. El mercado internacional ha demostrado ser tan crucial que casi iguala al mercado doméstico japonés en términos de ingresos generados, con espectáculos en vivo siendo una de las pocas excepciones que aún favorecen al mercado local.

En respuesta a su éxito económico, Japón ve en el anime un potencial para impulsar aún más su economía, especialmente bajo la estrategia «Cool Japan», destinada a promover su cultura y entretenimiento globalmente. Se planea expandir significativamente el mercado del anime para 2033, contribuyendo a aliviar la inmensa deuda nacional de Japón.

A pesar de su popularidad y éxito financiero, la industria del anime enfrenta desafíos significativos, principalmente relacionados con las condiciones laborales de los animadores. Los bajos salarios, largas horas de trabajo y la escasez de trabajadores cualificados ponen en riesgo su sostenibilidad. La muerte por exceso de trabajo, o «karoshi», es un fenómeno preocupante dentro de este sector.

La incorporación de la inteligencia artificial podría ser una solución parcial a estos problemas, prometiendo aumentar la eficiencia y aliviar la carga de trabajo del personal. Algunos estudios ya están experimentando con esta tecnología, aunque no sin controversia.

En definitiva, el anime no solo es un componente esencial de la cultura pop global sino también un motor económico significativo para Japón. Sin embargo, su futuro depende de cómo aborde los desafíos de sostenibilidad laboral y adapte tecnologías innovadoras como la IA en sus procesos de producción.