En el competitivo mercado de las GPU para inteligencia artificial (IA), NVIDIA se posiciona como líder con una impresionante cuota de mercado aproximada del 80%. Sin embargo, no es la única empresa que sobresale en el desarrollo de chips de vanguardia para IA. Cerebras, una compañía californiana, se destaca por fabricar los procesadores más complejos en este ámbito, entre los que se encuentra su chip WSE-2, que integra 2,6 billones de transistores y 850.000 núcleos optimizados para IA. Estos procesadores son parte central de la plataforma CS-2, utilizada incluso por la compañía de Emiratos Árabes G42 para construir superordenadores que superan la escala exa.
Recientemente, Cerebras ha presentado su procesador WSE-3, un sucesor directo del WSE-2, fabricado a partir de una oblea completa de silicio. Este enfoque permite una integración masiva de bloques funcionales y núcleos en comparación con las GPU convencionales. El WSE-3 es una bestia tecnológica con 4 billones de transistores, 900.000 núcleos optimizados para IA, y una capacidad de cálculo de 125 petaflops. Comparativamente, tiene una potencia equivalente a 62 GPU H100 de NVIDIA trabajando simultáneamente. Fabricado por TSMC utilizando tecnología de 5 nm, este procesador subraya el compromiso de Cerebras con la innovación en el campo de la inteligencia artificial.
El WSE-3 no solo es el doble de potente que su antecesor sino que también se integra en el superordenador CS-3. Este equipo es capaz de entrenar modelos de IA de gran envergadura con hasta 24 billones de parámetros, ofreciendo un espacio de almacenamiento entre 1,5 TB y 1,2 PB para modelos de lenguaje extensos. La capacidad de Cerebras de entregar soluciones tan avanzadas posiciona a la compañía como un jugador clave en la evolución de la computación enfocada en IA, retando incluso la dominancia de gigantes tecnológicos como NVIDIA.
