Durante años han sido los anti-nucleares quienes han protestado en las calles. En Almaraz está siendo al revés

Dentro de 18 meses, la central nuclear de Almaraz en Extremadura deberá informar oficialmente su decisión de finalizar operaciones, lo que ha generado descontento en el municipio. Con el lema «Sí a Almaraz, sí al futuro», los residentes han planeado una manifestación para el 18 de enero, contando con el apoyo de alcaldes locales y organizaciones del sector nuclear. Esta movilización resalta una perspectiva inusual, ya que comúnmente se considera que las comunidades locales se oponen a las centrales nucleares. Sin embargo, en Almaraz, argumentan que el cierre significaría la pérdida de 3.000 empleos y afectaría severamente la economía local, además de impactar en la estabilidad del suministro energético.

Por otro lado, organizaciones como Ecologistas en Acción critican la participación de autoridades en la manifestación, argumentando que debería priorizarse una transición hacia energías más sostenibles y la creación de empleos alternativos. El plan del gobierno mantiene el cierre de las centrales nucleares entre 2027 y 2035, con Almaraz programada para cerrar en dos años debido a un acuerdo firmado en 2019 que impide solicitar una nueva licencia de explotación.

La ministra para la Transición Ecológica ha reiterado el compromiso del gobierno con este calendario, enfatizando la gestión de residuos y alertando sobre los riesgos en el suministro energético que podrían surgir, especialmente sin un desarrollo adecuado de renovables. El sector nuclear, que enfrenta una creciente presión fiscal, aboga por una extensión de la vida útil de las centrales como medida para garantizar rentabilidad y evitar inversiones masivas en renovables.

En este contexto, el debate sobre el futuro de la energía nuclear en España se intensifica. Mientras algunos países amplían la operatividad de sus centrales, España avanza hacia su cierre. Expertos advierten sobre la necesidad de gestionar cuidadosamente este «apagón nuclear» para evitar desequilibrios, en un momento en que la demanda energética está en aumento, en parte debido al crecimiento en el uso de centros de datos y tecnologías como la Inteligencia Artificial.