las Big Tech se han vuelto empresas muy cautas y muy aburridas

En 2012, previo a la salida a bolsa de Facebook, Mark Zuckerberg resaltó el valor de «Muévete rápido» en una carta a posibles inversores, subrayando la importancia de romper cosas como señal de progreso. Este mantra reflejaba una filosofía que se integraría profundamente en la cultura de Facebook y se resonaría en el sector tecnológico ampliamente. Zuckerberg defendía que es preferible actuar y luego manejar las consecuencias a no actuar en absoluto, una mentalidad que ha guiado no solo a Facebook sino también a otras empresas tecnológicas de renombre en su búsqueda por innovar y liderar el mercado.

Sin embargo, esta actitud ha tenido efectos mixtos en el sector; mientras que ha permitido avances rápidos y la liberación de productos disruptivos, también ha llevado a fallos significativos y a críticas por la gestión de las repercusiones, particularmente en temas de privacidad y ética. Facebook (ahora Meta) ha enfrentado diversos escándalos, pero Zuckerberg ha sabido pivotear hacia nuevos horizontes, como la inteligencia artificial, para mantener la empresa relevante y en crecimiento.

Otras grandes tecnológicas, como Google y Microsoft, también han adoptado en cierta medida la filosofía de «moverse rápido y romper cosas», con Google manteniendo productos en prolongadas betas y Microsoft rejuveneciendo su enfoque con inversiones en inteligencia artificial. Sin embargo, la filosofía ha mostrado sus limitaciones, y la industria en general parece haberse estancado, con gigantes tecnológicos enfrentándose a la burocracia y perdiendo la agilidad de antaño, aunque Microsoft ha logrado destacar recientemente gracias a su adopción temprana y agresiva de la inteligencia artificial a través de su asociación con OpenAI.

El sector de la tecnología experimenta una metamorfosis, impulsada por el auge de la inteligencia artificial, que desafía a las empresas a encontrar un equilibrio entre innovación y responsabilidad. Mientras algunas, como Meta, apuestan por enfoques abiertos para reconectar con la comunidad de desarrollo y otras, como Apple y Amazon, luchan por definir su posición, el consejo de Sam Altman apunta hacia una reflexión profunda sin sacrificar la velocidad. La reciente ola de aplicaciones de IA demuestra el potencial y los riesgos de «moverse rápido y romper cosas», impulsando a las Big Tech a navegar en un terreno cada vez más complejo y competitivo.