viviendas con avión privado incluido

China enfrenta una grave crisis inmobiliaria, marcada por años de recesión en el sector y estrategias desesperadas por parte de los desarrolladores para atraer compradores. Anteriormente un pilar de la economía nacional, el sector inmobiliario representó una cuarta parte del PIB del país y fue el principal conductor de riqueza para los hogares chinos. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente, y ahora el país se encuentra en medio de su peor crisis inmobiliaria, exacerbada por la caída de ventas y acceso limitado a financiamiento desde 2021. La situación se complicó con el caso de Evergrande en 2021, que evidenció la magnitud de la crisis, siendo solo «la punta del iceberg».

En un intento por sobrevivir, los desarrolladores han recurrido a promociones extremadamente creativas, incluyendo pagos iniciales simbólicos, regalos de iPhones, billetes de avión, e incluso participaciones en jets privados y cursos para ser piloto. Además, se han reportado ofertas que incluyen productos agrícolas como parte del pago inicial en algunas provincias. Estas medidas, aunque han servido para aumentar la visibilidad de las empresas, no han logrado reactivar de forma significativa las ventas.

La crisis no solo ha impactado a los desarrolladores privados, que han perdido liderazgo frente a empresas estatales, sino también al mercado en general, llevando a un declive en el número de desarrolladores con ventas anuales significativas. Además, la crisis ha agudizado los desafíos en ciudades más pequeñas, donde el exceso de viviendas vacías y una disminución en la población exacerbada por la desaceleración económica y las migraciones empeoran la situación.

El gobierno chino ha intentado flexibilizar algunas restricciones para estimular el sector, pero las limitaciones siguen siendo significativas, y los desarrolladores continúan luchando para atraer compradores en un mercado que se contrae. La situación refleja no solo la magnitud de la crisis inmobiliaria, sino también la falta de soluciones estructurales para abordar las causas subyacentes del problema, dejando al sector dependiente de incentivos extravagantes y creativos para sobrevivir.