En Japón, los shiroposuto, unos buzones blancos destinados a la recolección de material pornográfico impreso como revistas y DVDs, han sido durante décadas parte del paisaje urbano. Kazuhide Inoue, un septuagenario, ejemplifica la labor de quien recolecta estos materiales para evitar que terminen al alcance de los niños. Estos recolectores revisan los buzones cada cierto tiempo para retirar el contenido adulto. Los shiroposuto surgieron en 1963 en Amagasaki y se extendieron por todo el país, respondiendo a una iniciativa de madres preocupadas por la exposición de sus hijos a este tipo de contenido.
Sin embargo, el avance hacia un consumo de pornografía predominantemente en línea ha mermado la utilidad de estos buzones, llevando a su paulatina desaparición. Aunque en su momento jugaron un papel importante en el esfuerzo por mantener el material pornográfico lejos de los menores, la transformación de los medios de consumo y la creciente digitalización han desplazado la necesidad de estos depósitos físicos. Algunos lugares, como Nagasaki, han reportado un declive en el uso de los shiroposuto, lo que ha llevado a cuestionar su relevancia en la sociedad actual. A pesar de ello, no se han retirado por completo y su presencia sigue siendo visible en algunas áreas.
La profesora Yuko Obi reconoce que, aunque los shiroposuto han cumplido con su propósito, no representan una solución definitiva para el problema del contenido pornográfico accesible para los menores. Envejecen, requieren mantenimiento y no todos apoyan el uso de fondos públicos para su cuidado. Mientras tanto, personalidades como Inoue continúan con las recolecciones, destacando aún la existencia de consumidores que prefieren deshacerse de su material pornográfico de forma anónima y segura. A pesar de los cambios en la sociedad japonesa y el consumo de medios, los shiroposuto reflejan un intento interesante de abordar las preocupaciones sociales sobre la exposición temprana a contenido para adultos.
