cómo el exceso de energía limpia ha puesto a prueba la red eléctrica en España

Durante la Semana Santa en España, se logró por primera vez cubrir el 100% de la demanda eléctrica del país mediante fuentes de energía renovables. No obstante, este hito histórico trajo consigo el fenómeno del curtailment o recorte renovable, que sucede cuando la producción de energía excede la demanda. Este exceso obliga a la Red Eléctrica Española a desactivar temporalmente parte de la generación renovable para asegurar la estabilidad de la red. Este recorte se debe principalmente a dos factores: la producción de energía en momentos de baja demanda y la incapacidad de las redes existentes para transportar eficientemente el exceso de energía desde las zonas de generación, a menudo en áreas despobladas, hacia los centros de consumo.

El resultado de este fenómeno es que una cantidad significativa de energía renovable se desperdicia. En el último año, España desaprovechó 1,7 TWh de energía renovable, capaz de abastecer a 600.000 hogares durante un año entero, lo que representa un aumento del 13% respecto al año anterior.

Para solucionar este problema, se están considerando diversas medidas. Una de ellas es la construcción de más sistemas de almacenamiento de energía a gran escala, como baterías o centrales hidroeléctricas reversibles. Esta solución permitiría conservar el excedente energético para usarlo cuando sea necesario. Otra propuesta implica el uso de redes inteligentes que, mediante la implementación de sensores IoT y algoritmos de IA, podrían predecir los excesos de producción y optimizar el flujo energético, reduciendo así los desperdicios.

Adicionalmente, se contempla la mejora de las interconexiones con países vecinos como Francia y Portugal, lo que facilitaría la exportación de los excedentes energéticos. Sin embargo, la capacidad actual de estas conexiones es limitada.

En resumen, la transición energética española enfrenta desafíos significativos relacionados con el aprovechamiento de las energías renovables. La capacidad de España para gestionar y utilizar eficientemente cada kilovatio hora generado de forma limpia será crucial para establecer un modelo energético verdaderamente sostenible, evitando el desperdicio de recursos renovables.