Bajo la superficie de nuestro planeta, a kilómetros de profundidad, se encuentra un núcleo rico en hierro, níquel y otros elementos, incluido el oro. Un estudio reciente destaca que el oro se está filtrando desde el núcleo hacia la superficie a través del manto terrestre. Esta migración del oro y otros metales preciosos, aunque insinúa una abundancia oculta, no altera la percepción de su rareza en la superficie, ya que el oro accesible por la minería es solo una fracción muy pequeña del total almacenado en la Tierra.
La distribución del oro, lejos de ser arbitraria, tiene profundas raíces en la historia geológica del planeta. Durante su formación hace unos 4.500 millones de años, el oro se asentó en el núcleo terrestre debido a la gravedad, separándose aparentemente de la superficie. Sin embargo, la hipótesis de que el oro superficial pueda proceder de meteoritos ha sido una explicación hasta ahora.
El estudio se centró en el rutenio, un metal que, como el oro, se cree que proviene del núcleo. A través del análisis de rocas volcánicas en Hawái y el descubrimiento de una abundancia significativa del isótopo Rutenio-100, los investigadores han podido trazar el viaje de este metal desde el límite núcleo-manto hasta la superficie. Este hallazgo, facilitado por avances tecnológicos en el análisis, podría aplicarse también al oro, sugiriendo un mecanismo similar para su migración a través del manto.
Investigar los procesos bajo la superficie terrestre ha sido desafiante, pero la evolución de las técnicas de medición, incluido el estudio de la propagación de ondas sísmicas y análisis más precisos, están revelando gradualmente los secretos del interior de la Tierra. La comprensión de cómo metales preciosos como el oro y el rutenio han viajado desde las profundidades hasta nuestro alcance revela las dinámicas complejas y fascinantes que operan bajo la corteza terrestre.
