Lo último en robótica de Corea del Sur no es humanoide ni trabaja en fábricas. Hace algo fuera de lo común: parkour

La integración de la inteligencia artificial (IA) en la robótica está marcando una nueva era en la capacidad de las máquinas para interactuar y moverse en entornos físicos. Raibo, un robot surcoreano diseñado para realizar parkour, ejemplifica este avance tecnológico. A través de un proceso que combina la generación de rutas posibles mediante un planificador y una red neuronal que selecciona la ruta más eficiente y segura, Raibo demuestra una capacidad de adaptación y autonomía notable. Sus movimientos son precisos y eficientes gracias al entrenamiento mediante aprendizaje por refuerzo y su habilidad para reutilizar sus propias huellas, lo que le permite correr por superficies irregulares, sortear obstáculos y mantenerse operativo incluso si el objetivo se mueve.

Este desarrollo no es un caso aislado. Empresas como Google con su proyecto Gemini Robotics, están trabajando en sistemas que permiten a los robots entender el lenguaje humano, señalar objetos en 3D y adaptarse a nuevas situaciones sin necesidad de entrenamiento previo. En China, la robótica también avanza a pasos agigantados, con competiciones de kickboxing entre robots humanoides demostrando su agilidad y capacidad para reaccionar a situaciones dinámicas.

En Estados Unidos, humanoides como el Figure 01 están comenzando a ser implementados en entornos industriales, como en plantas de BMW, donde realizan tareas con cierto grado de autonomía. Esto representa un cambio significativo respecto a la visión tradicional de los robots como meros ejecutores de tareas específicas, hacia una donde pueden interactuar de manera más natural y eficiente dentro de entornos de trabajo reales.

El ejemplo de Raibo y otros desarrollos globales en robótica revelan el potencial de combinación entre IA y hardware para crear máquinas capaces de tomar decisiones autónomas, adaptarse a nuevas situaciones y ejecutar tareas que requieren una complejidad y precisión antes reservadas a los seres humanos. Este campo sigue avanzando, prometiendo transformaciones aún más significativas en cómo las máquinas se integrarán en la sociedad y la economía.