Los fabricantes de automóviles han explorado diversas tecnologías de propulsión alternativas, destacando el desarrollo de vehículos impulsados por hidrógeno a través de pilas de combustible, aunque este último enfrenta significativos desafíos que limitan su implementación como la principal alternativa al coche eléctrico. Pese a los contratiempos y cambios de estrategia, la aplicación del hidrógeno parece tener un futuro prometedor en sectores como el transporte industrial, comercial y en submarinos militares.
En particular, España ha avanzado en el desarrollo de submarinos clase S-80, diseñados para funcionar con un innovador sistema que genera su propio hidrógeno. Este proyecto, tras años de desarrollo, superación de obstáculos técnicos y elevados costes, culminó con la entrega del submarino S-81 Isaac Peral a la Armada Española en 2023, con planes para completar la flota con unidades adicionales en los años subsiguientes.
Los submarinos clase S-80 destacan por su tecnología de propulsión revolucionaria, utilizando bioetanol para producir hidrógeno mediante un reformador. Este hidrógeno, a su vez, alimenta una pila de combustible junto con oxígeno líquido para generar electricidad, lo que elimina la necesidad de almacenar hidrógeno a bordo, reduciendo riesgos y permitiendo una autonomía sumergida superior. A pesar de la novedad y ventajas de esta tecnología, denominada BEST AIP por sus siglas en inglés (Bio-Ethanol Stealth Technology), su implementación completa está prevista para posteriores actualizaciones técnicas de los submarinos, específicamente iniciando alrededor de 2029-2030 para el S-81 Isaac Peral.
Esta iniciativa posiciona a España a la vanguardia de la tecnología submarina, ofreciendo una alternativa ecológica y segura para la operación subacuática a largo plazo, destacando el potencial de los sistemas de propulsión independientes del aire (AIP) en el ámbito militar y cimentando el compromiso del país con la innovación en el sector de la defensa y la sostenibilidad ambiental.