TikTok e Instagram se han convertido en un inmenso recopilatorio de vídeos robados. Y no tienen ni idea de cómo solucionarlo

En la era digital, la difusión de contenido en plataformas como TikTok y otras de videos cortos enfrenta un problema crítico: el uso no autorizado de contenido original. Videos de podcast, compilaciones de parkour en Minecraft, y colecciones de videos de gatos suelen ser compartidos sin permiso de sus creadores originales, afectando los derechos de autor. Estas prácticas no son nuevas y reflejan las complejidades de controlar la distribución de contenido en internet, donde herramientas de descarga facilitan incluso la eliminación de marcas de agua propias de las plataformas, dificultando la identificación del creador original.

Los motivos detrás del reposteo de contenido ajeno varían desde la monetización de perfiles hasta el inflamiento artificial de cifras para su venta posterior. Algunos casos también pueden ser muestras de admiración de fanáticos sin fines de lucro. No obstante, perfiles especializados a menudo usan IA y edición rápida para generar y monetizar a gran escala, promoviendo una cultura de «ingresos pasivos» a costa del esfuerzo creativo ajeno.

Pese a los intentos de regulación, como marcas de agua integradas al video, las plataformas aún no logran frenar esta distribución no autorizada de manera efectiva. Aunque algunos sitios como YouTube implementan políticas más estrictas contra el contenido no original, otros como Instagram y Facebook adoptan medidas más permisivas que apenas mitigan el problema, y TikTok, pese a sus guías, no excluye totalmente el contenido reproducido si este incorpora ciertas modificaciones.

Mientras las plataformas intentan equilibrar la protección de contenido original con la promoción de la creatividad y el entretenimiento, los creadores enfrentan el desafío de proteger sus obras en un entorno digital que favorece la viralidad sobre la autoría. Esta situación subraya la necesidad de una mayor conciencia y respeto por los derechos de propiedad intelectual en el mundo del entretenimiento digital, así como políticas más efectivas por parte de las plataformas para preservar la originalidad y recompensar debidamente a los creadores de contenido.