Esta empresa tenía 158 años y 700 empleados. Una contraseña débil y un clic bastaron para llevarla a la bancarrota

Imaginemos una empresa de logística, como las que entregan pedidos de Amazon, enfrentando un desafío inmenso: un ciberataque paraliza sus operaciones. Esta situación no es pura ficción, sino una realidad que enfrentan muchas empresas, demostrando la vulnerabilidad ante las amenazas de seguridad digital. Un ejemplo concreto es el grupo empresarial británico KNP, propietario de 500 camiones y varias compañías, incluida Knights of Old. Un grupo de ciberdelincuentes, presuntamente llamado Akira, logró infiltrarse en los sistemas mediante el adivinamiento de la contraseña de un empleado, cifrando los datos con ransomware. La nota de rescate recibida por KNP no especificaba una cantidad de dinero, un detalle insólito que refleja la complejidad de estas situaciones.

El impacto fue devastador: aunque no se reveló el monto exigido, se menciona un análisis que estima 5 millones de libras (aproximadamente 5,7 millones de euros), una cifra fuera del alcance de la compañía. Hacia finales de 2023, la empresa se vio forzada a declararse en bancarrota, despidiendo a la mayoría de sus empleados y vendiendo una de sus compañías, Nelson Distribution. Este acontecimiento marca el fin de una empresa con más de 150 años de historia.

Este escenario destaca la importancia crítica de las medidas de ciberseguridad. A pesar de que KNP aseguraba cumplir con los estándares de la industria y contar con un seguro contra ciberataques, resultó insuficiente para prevenir o mitigar el daño. Este caso no es único, ya que se estima que el 60% de las pequeñas empresas que sufren un ataque de ciberseguridad cierran en los siguientes seis meses. Lo ocurrido con KNP subraya el daño financiero, la pérdida de reputación, la desconfianza de los clientes y el caos operativo que puede desencadenar un ciberataque, enfatizando la importancia de prepararse adecuadamente contra estas amenazas.