Catorce años después de Fukushima, Japón vuelve a creer en la energía nuclear: el precio de la luz no le deja otra opción

Catorce años después del desastre nuclear de Fukushima, Japón está reevaluando su postura sobre la energía nuclear debido al creciente costo de la electricidad. En abril de 2023, el Gobierno japonés promulgó una nueva ley que permite a las plantas nucleares operar más allá del límite de 60 años si pueden hacerlo de manera segura. Esto abre un futuro prometedor para la planta de Kashiwazaki-Kariwa, la mayor central nuclear del planeta, ubicada en Niigata, al noroeste de Tokio. Esta instalación es administrada por TEPCO (Tokyo Electric Power Company), y cuenta con siete reactores de agua en ebullición que, en conjunto, pueden generar más de 8.200 megavatios de electricidad.

Tras el incidente de Fukushima en 2011, la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) revocó su permiso de operación hasta que se implementaran nuevas medidas de seguridad. Con nuevos ojos, Japón observa ahora a la energía nuclear como una solución viable para sus desafíos energéticos futuros, especialmente para cumplir con los crecientes requisitos de la industria de semiconductores y la infraestructura para la inteligencia artificial (IA). El país se enfrenta al reto de incrementar su capacidad de generación eléctrica entre un 35% y un 50% para 2050, mientras busca cumplir con sus compromisos de descarbonización. En respuesta, el gobierno ha anunciado inversiones significativas en tecnología de punta, incluyendo células solares de perovskita, turbinas eólicas flotantes y energía nuclear.

Muchas de las centrales nucleares desactivadas después de Fukushima se reactivarán, y se construirán nuevas instalaciones con reactores de cuarta generación más seguros y eficientes. El camino de Japón hacia la revitalización nuclear es parte de una estrategia más amplia que incluye mejorar su competitividad en semiconductor y tecnología de IA, lo cual es vital para su economía y seguridad energética futuras.