No sé si quiero que mis hijos vean vídeos cortos y que no sean capaces de ver algo de más de 15 minutos

En una era dominada por la rápida consumición de contenidos digitales, la proliferación de vídeos cortos en plataformas como TikTok e Instagram ha generado preocupaciones significativas, especialmente entre los pioneros del video online, como Steve Chen, cofundador de YouTube. La prevalencia de este formato, conocido por su capacidad para capturar la atención del espectador mediante un «scroll infinito», plantea preguntas sobre su impacto en la concentración y desarrollo cognitivo, especialmente entre los usuarios más jóvenes.

Chen, hablando tanto como padre como usuario, ha expresado su inquietud respecto al contenido de rápido consumo que estas plataformas ofrecen, señalando que, aunque TikTok puede ser visto principalmente como entretenimiento, su naturaleza «pura» de entretenimiento puede no ser adecuada para el desarrollo integral de los niños. En conversaciones con estudiantes de la Stanford Graduate School of Business, Chen reveló su reticencia a que sus propios hijos crezcan consumiendo exclusivamente contenido breve, cuestionando su capacidad para disfrutar o participar en formatos de entretenimiento más prolongados.

Esta preocupación se extiende a la capacidad de atención en general, sugiriendo que el engagement constante con contenido de formato corto puede disminuir la habilidad de concentración de las personas, particularmente entre los jóvenes. La sobreexposición a estímulos breves y altamente adictivos podría tener efectos negativos no solo en la capacidad de atención sino también en el desarrollo cognitivo en general.

Chen también critica el papel de los algoritmos en promover la adicción digital, sugerente de que las plataformas podrían necesitar considerar limitaciones en el tiempo de pantalla, especialmente para los usuarios más jóvenes. Esta problemática ha resonado con otras voces en el sector tecnológico, incluidas figuras como Sam Altman de OpenAI y el psicólogo social Jonathan Haidt, quienes comparten preocupaciones similares sobre el impacto de las redes sociales y los vídeos cortos en el cerebro en desarrollo de los niños.

Abordar esta creciente preocupación implica no solo reconocer los riesgos asociados al formato de contenido de rápida digestión sino también buscar alternativas que fomenten un consumo de medios más equilibrado para las generaciones más jóvenes. Padres y tecnológicas por igual enfrentan el desafío de equilibrar el entretenimiento digital con la necesidad de salvaguardar el bienestar mental y cognitivo de los niños en un mundo cada vez más conectado.