La inversión de las Big Tech en centros de datos para la IA ha alcanzado cifras sin precedentes, motivada por el temor a quedarse atrás en la carrera tecnológica y las dudas sobre la rentabilidad de la IA. A pesar de las preocupaciones por una posible burbuja en el sector, los últimos resultados financieros muestran signos alentadores, principalmente gracias a los ingresos generados por los servicios en la nube, más que por los productos de IA en sí mismos. Microsoft y Google son líderes en este incremento de ingresos, destacándose el primero por el crecimiento de Microsoft Azure y el segundo por Google Cloud y su área de publicidad. Amazon, aunque ha visto una desaceleración, sigue siendo rentable gracias a Amazon Web Services. Meta, por su parte, ha aumentado sus ingresos principalmente a través de la publicidad, sin vender servicios en la nube directamente pero beneficiándose indirectamente de la IA para mejorar la eficiencia de su negocio publicitario.
El boom de la infraestructura para IA, sin embargo, también expone algunas compañías a riesgos financieros significativos, como la construcción de centros de datos por parte de Meta con un coste que podría alcanzar los 200.000 millones de dólares. El escepticismo rodea al sector, cuestionándose si las inversiones astronómicas se traducirán en ingresos futuros, especialmente cuando los costos previstos para 2025 y los beneficios estimados muestran una gran disparidad entre la inversión en centros de datos y los ingresos por IA.
A pesar de las dudas, el sector ha visto un «brote verde», un signo esperanzador aunque aún lejos de confirmar la IA como un negocio plenamente rentable. La IA generativa, como los chatbots y generadores de audio o vídeo, sigue sin ser rentable, y los modelos de suscripción a estas herramientas generan ingresos menores comparados con el gasto gigantesco. Sin embargo, el reciente impulso podría ser suficiente para mantener la inversión en la IA, esperando que estos primeros signos positivos se consoliden en tendencias a largo plazo.
