El texto detalla cómo el calor extremo afecta el rendimiento de los smartphones modernos, una realidad especialmente palpable durante el verano en Andalucía. A pesar de avances significativos en aspectos como cámaras, pantallas luminosas, carga rápida y potencia, apuntalados por el desarrollo de la inteligencia artificial, las elevadas temperaturas interfieren negativamente con estas funciones. El fenómeno del «thermal throttling» o estrangulamiento térmico ocurre cuando el dispositivo reduce su rendimiento para evitar el sobrecalentamiento. Esto suele manifestarse en forma de lag, ralentizaciones y la desactivación de funciones de alto consumo, afectando incluso a móviles de alta gama.
Un aspecto crítico es el ajuste del brillo en las pantallas, crucial en días soleados, que se ve comprometido junto con otras funcionalidades como la carga rápida y las altas tasas de refresco. Los problemas no se limitan a situaciones de calor extremo; incluso a temperaturas moderadas de 25 grados, el rendimiento de dispositivos como el iPhone 16 Pro y el Samsung Galaxy S25 Ultra experimenta un descenso notable, afectando la capacidad de utilizar la cámara o el GPS eficientemente.
Como consecuencia, los usuarios encuentran limitaciones en el uso de sus dispositivos en condiciones de calor, desde grabar y hacer fotos hasta simplemente cargar el teléfono. Los consejos ofrecidos incluyen minimizar la exposición al sol, reducir el uso de funciones que generan calor y emplear trucos caseros o para el coche para mantener los dispositivos frescos.
Para combatir estos efectos, los fabricantes han explorado distintas soluciones de refrigeración, como las cámaras de vapor, que aunque mejoren la situación, aún no logran resolver completamente el problema del sobrecalentamiento. Se menciona que Apple, hasta ahora ausente en estos avances, incorporaría cámaras de vapor en los iPhone 17 Pro según rumores, señalando un reconocimiento de la necesidad de sistemas más eficientes de gestión térmica en dispositivos móviles.
