El debate sobre si los dispositivos móviles «nos escuchan» para dirigirnos publicidad específica resurge constantemente. Sin embargo, Meta y Adam Mosseri, a cargo de Instagram, han intentado desmentir esta teoría en numerosas ocasiones. Mosseri, en un intento por clarificar la situación, publicó un video asegurando que Instagram no utilizaba el micrófono de los usuarios para espiarlos, argumentando que hacerlo sería una violación grave de la privacidad, además de generar un consumo evidente de batería y activar indicadores visuales en el dispositivo.
Esta declaración coincide con el anuncio de Meta sobre mejorar la personalización de anuncios y recomendaciones a través de conversaciones con su asistente de inteligencia artificial, aunque esta medida excluye a la Unión Europea por ahora. La proximidad de ambas comunicaciones generó escepticismo, pero Mosseri insistió en que la plataforma no escucha a sus usuarios, atribuyendo la precisión de la publicidad dirigida a otras causas como búsquedas previas, actividades de contactos cercanos, anuncios previos no observados o simplemente coincidencias.
Investigaciones, como la realizada por Northeastern University en 2017, no han encontrado evidencias de activación encubierta del micrófono por aplicaciones de Android, incluidas las de Facebook, aunque han observado otras formas de recolección de datos. Técnicamente, el uso del micrófono por aplicaciones requiere el permiso explícito del usuario en sistemas operativos actuales como iOS y Android, haciendo difícil que se realice una escucha clandestina sin ser detectada.
La persistencia del mito podría explicarse por la precisión de la publicidad dirigida y polémicas previas de Meta en materia de privacidad, que han erosionado la confianza del usuario. La complejidad de los sistemas de recolección de datos y el escrutinio público hacia las prácticas de privacidad de las grandes tecnológicas mantienen viva la discusión sobre la transparencia y el consentimiento en el uso de datos personales.
