El secreto de las empresas de IA chinas para competir sin chips de Nvidia: electricidad subvencionada por Pekín

La inteligencia artificial (IA) es una tecnología omnipresente que requiere, como combustible principal, electricidad. Con el creciente consumo energético de los centros de datos, Occidente enfrenta el reto de cómo alimentar esta demanda. En contraste, China, buscando reducir su dependencia de chips extranjeros como los de Nvidia e impulsar su producción local, ha instaurado una política de subsidios energéticos para su sector tecnológico. Desde septiembre, tras prohibir a sus tecnológicas adquirir chips de IA extranjeros, China implementó subvenciones energéticas que cubren hasta un año de costes operativos, con el objetivo de compensar el mayor consumo eléctrico de los chips locales y hacer que su precio por kilovatio-hora sea extremadamente bajo.

Esta estrategia se compone de descuentos eléctricos a centros de datos que usen chips nacionales y de financiamiento estatal a provincias como Guizhou, Gansu, y Mongolia Interior, ricas en energía hidroeléctrica y carbón, para fomentar el establecimiento de clústeres de centros de datos. La medida persigue tres objetivos: reducir costes energéticos, incentivar la producción de chips nacionales y fortalecer la soberanía tecnológica de China. En el contexto de restricciones por parte de Estados Unidos, cada kilovatio subvencionado representa además una declaración política.

China adelanta en la carrera de la IA, liderando en patentes y publicaciones científicas, y se aproxima a Estados Unidos en chips y talento gracias a un modelo que integra ingeniería, control estatal y despliegue industrial. Mientras tanto, en Occidente, empresas como Microsoft y Google consideran la energía nuclear para alimentar sus centros de datos, dado el desafío que representa el abastecimiento energético para la operación de chips de IA. Este contraste refleja dos filosofías distintas hacia la revolución de la IA: una basada en la intervención estatal y otra en la competencia de mercado.

La política de subsidios de China redefine la relación entre el Estado y el sector privado en la era de la IA, promoviendo un modelo de eficiencia, apertura, y colaboración. China no solo fabrica los chips para su IA, sino también construye la infraestructura eléctrica necesaria, posicionándose como líder en el control del «combustible» para el cerebro digital.