Uno de los actores más relevantes de ‘Regreso al Futuro’ caía tan mal que nunca llegamos a ver su cara: era una máscara

La saga de «Regreso al futuro» dejó una huella imborrable en la cultura popular, en gran parte gracias a personajes icónicos como George McFly, interpretado por Crispin Glover. Sin embargo, la relación de Glover con Hollywood y la franquicia tomaría rumbos inesperados. Glover, conocido por su singularidad artística y crítica al cine corporativo, comenzó a divergir ideológicamente con el enfoque de la saga, cuestionando su mensaje subyacente que equiparaba el éxito vital con el materialismo. Esta discrepancia se intensificaría durante las negociaciones para «Regreso al futuro II», llevando a Glover a rechazar participar debido a ofertas económicas que consideró injustas y un guion que sentía lo desfavorecía.

La situación tomó un giro aún más controvertido cuando Universal, en lugar de reemplazar a Glover, optó por usar un molde facial suyo creado para la primera película y colocárselo a Jeffrey Weissman, quien imitó la voz y gestos de Glover. Esta práctica, prácticamente una suplantación, permitió a Universal presentar a George McFly sin Glover, dejando a muchos espectadores sin saber que Glover no participaba en la secuela.

Este incidente desencadenaría uno de los conflictos legales más significativos dentro del cine comercial, culminando en una demanda por parte de Glover que argumentaba el uso no consentido de su imagen y estilo interpretativo. El caso no llegó a juicio, resolviéndose mediante un acuerdo monetario, pero sus repercusiones fueron profundas, obligando a la industria y al sindicato SAG-AFTRA a replantear las normativas sobre los derechos de imagen y la reproducción digital de actores.

Para Glover, el caso fue más allá del ámbito legal. Marcó un antes y un después en su carrera, reafirmando su compromiso con un arte crítico y alejado de las convenciones de Hollywood. Continuó desarrollando proyectos personales que reflejaban su visión artística única, incluyendo giras con lecturas y películas experimentales. Su disputa con Universal se convirtió en un precedente clave en debates contemporáneos sobre la identidad artística y el uso tecnológico en la reproducción de imágenes de actores, marcando un hito en la evolución ética y legal del cine.