En 2018, Richard Blair, un inversor de dominios de Arizona, adquirió el dominio «Lambo.com» por 10.000 dólares, anticipando un lucrativo retorno debido a la asociación con Lamborghini. Confiado en la fama del fabricante italiano de súper autos, Blair veía el dominio como una inversión a futuro para revenderla a una cifra exorbitante. Tras la adquisición, empezó a utilizar «Lambo» como su apodo en internet, una elección que defendió afirmando que provenía de la palabra «Lamb» (cordero en inglés), aunque anteriormente no existían evidencias de dicha identificación.
Blair intentó presentar el dominio como un activo personal en venta, vinculándolo a su propia identidad y alejándose de la marca Lamborghini. No obstante, las acciones de Blair, incluyendo la escalada del precio de venta de «Lambo.com» que eventualmente alcanzó los 75 millones de dólares, y su rechazo a ofertas previas hicieron que eventualmente Lamborghini interpusiera una demanda. La compañía argumentó que Blair estaba intentando beneficiarse indebidamente de su marca registrada.
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), bajo la Política Uniforme de Resolución de Disputas sobre Nombres de Dominio (UDRP), falló a favor de Lamborghini, ordenando la transferencia del dominio a la compañía al demostrarse que Blair actuaba de mala fe y sin derechos previos sobre el término «Lambo».
Blair apeló la decisión sin éxito, enfrentándose a un tribunal estadounidense que respaldó el veredicto inicial, concluyendo que no tenía derechos legítimos sobre el nombre y había intentado explotar la reputación de Lamborghini. Como resultado, perdió el dominio y su inversión inicial, sumado a las costas legales, evidenciando una estrategia arriesgada y avariciosa que terminó en pérdidas significativas en lugar de los beneficios esperados.
