La toma de presidencia de C.C. Wei en TSMC marca un punto crucial en la historia del mayor fabricante de semiconductores del mundo. Wei, quien se desempeñó como director general desde 2018, se propone seguir el exitoso camino marcado por su predecesor, Mark Liu, en un momento en que la compañía taiwanesa goza de un «momento dulce» gracias a la robustez de la industria de hardware para inteligencia artificial (IA), dominando con un 90% la producción de semiconductores para IA a nivel global.
Sin embargo, TSMC enfrenta desafíos significativos más allá de la tecnología y producción. La tensión geopolítica entre China y Taiwán se destaca como un riesgo grave, exacerbada por la guerra entre Rusia y Ucrania y los «juegos militares» de China, lo que ha llevado a la empresa a considerar, aunque no concretar, la posibilidad de trasladar sus fábricas fuera de Taiwán. Esta opción, como afirma C.C. Wei, resulta prácticamente imposible debido a las enormes inversiones y el tiempo que requeriría una transición semejante, dado que las plantas taiwanesas producen entre el 80 y el 90% de los circuitos integrados de la firma.
Pese a esta preocupación, TSMC no ha detenido su expansión internacional, con operaciones en China, Estados Unidos, y alegatos planes para más plantas en Arizona, Dresden (Alemania) y Kumamoto (Japón), fortaleciendo su presencia global y estrategia de diversificación geográfica.
La problemática geopolítica enfatiza una realidad dura: la invasión de Taiwán por China no solo tendría un coste humano inasumible sino que además podría alterar gravemente el orden mundial y la industria de semiconductores. Este escenario ha llevado a TSMC y a su liderazgo a navegar con precaución, enfocándose en proteger los intereses de la compañía y, por extensión, de una industria crítica no solo para Taiwán sino para el orden tecnológico y económico global.
