En Corea del Sur, la incorporación de la robótica en diversas áreas es prominente, destacándose en el mundo por tener la mayor densidad de robots. Compañías significativas como Samsung, Hyundai y LG lideran esta avanzada, empleando robots para una variedad de tareas que incluyen desde labores industriales hasta el cuidado de ancianos y dirigir orquestas. Un hecho notable en esta integración se produjo con la designación del primer funcionario robótico en Gumi, un robot destinado a ejecutar servicios administrativos que, desafortunadamente, protagonizó un incidente al caer por las escaleras y sufrir daños considerables.
Este suceso generó un amplio espectro de reacciones en redes sociales, desde comentarios humorísticos hasta reflexiones sobre las condiciones laborales. Las autoridades, conscientes de la gravedad del suceso debido al riesgo potencial para las personas y el coste mensual del servicio del robot, han decidido iniciar una investigación para esclarecer las causas y prevenir futuros accidentes. Aunque el robot, cuya función era transportar documentos entre los pisos del ayuntamiento, no se cree que haya tenido un «despertar» consciente que le impulsara a precipitarse por las escaleras, su comportamiento errático instantes previos al accidente sugiere fallos en su operación.
El robot, parte de la plantilla de funcionarios a todos los efectos y apreciado por sus compañeros humanos, era alquilado por un costo de 2 millones de wones al mes. Su baja ha generado sentimientos encontrados, reconociendo su diligencia pero descartando por ahora su reemplazo. Este evento refleja tanto el potencial como los desafíos emergentes en la creciente coexistencia con robots en espacios de trabajo y vida cotidiana.
