preguntar al estafador algo que solo el CEO sabía

Un reciente intento de estafa involucró a un directivo de Ferrari, quien recibió mensajes y audios de alguien que simulaba ser Benedetto Vigna, el CEO de la empresa. Este incidente destaca el creciente uso de los deepfakes, tecnologías capaces de imitar la voz y el aspecto de una persona de manera convincente, en actividades de cibercrimen. En este caso, el impostor intentaba convencer al directivo de participar en una supuesta nueva adquisición empresarial, solicitando discreción y la preparación para firmar un acuerdo de confidencialidad. Incluso argumentó el uso de un número telefónico diferente debido a la supuesta sensibilidad del acuerdo.

La situación se tornó sospechosa para el directivo cuando este estaba consciente de que no se comunicaba a través del número habitual del CEO y la imagen de perfil era distintiva. Pese a la sorprendente imitación de voz del CEO, el directivo solicitó una prueba de identidad que el estafador no pudo superar, terminando abruptamente la conversación. Este incidente llevó a la apertura de una investigación interna en Ferrari, aunque la empresa no ha emitido comentarios públicos al respecto.

Este suceso subraya la importancia de las «contraseñas familiares» o conocimientos compartidos únicamente entre individuos cercanos como una estrategia para prevenir el engaño por parte de deepfakes. El problema de los deepfakes no solo afecta a individuos, sino también a empresas, como lo demuestra el caso de una multinacional que perdió 25 millones de dólares debido a una estafa de este tipo. La amenaza de los deepfakes es real y creciente, exigiendo nuevas medidas de seguridad y concienciación sobre la veracidad de las comunicaciones, especialmente en el ámbito digital.