Los teléfonos móviles parecían haber matado a las cámaras de fotos para siempre. Hasta que llegó el revival mirrorless

El primer iPhone, lanzado con un modesto sensor de 2 megapíxeles, no supuso una amenaza inmediata para las cámaras fotográficas tradicionales; no obstante, el avance rápido de la tecnología móvil pronto empezó a desplazar a las cámaras compactas del mercado. A pesar de esto, el sector de la fotografía convencional sigue robusto, destacando un crecimiento sorprendente en la venta de cámaras sin espejo (mirrorless), cuyo mercado aumentó en un 20% durante el primer semestre de 2023, marcando una tendencia ascendente por tres trimestres consecutivos según datos de la Camera & Imaging Products Association.

Este incremento ha sido notable especialmente en China (44%), Japón (30%) y Europa (9%), impulsado por la recuperación del turismo y el aumento de los viajes internacionales tras la pandemia, con cifras que casi alcanzan los niveles pre-pandemia según la Organización Mundial de Turismo de Naciones Unidas. Contrario a esto, el mercado de los smartphones ha visto una disminución del 7,8% en las distribuciones globales el año pasado, sugiriendo un periodo de desaceleración para este sector.

Las cámaras sin espejo no solo han crecido en ventas sino también en valor, señalando un aumento en el precio promedio de las cámaras digitales en los últimos tres años. Parte de este éxito se atribuye a la incorporación de funciones avanzadas, incluyendo tecnologías de inteligencia artificial como la que ofrece la Nikon Z9, mejorando la detección y autoenfoque de sujetos, y facilitando el uso para principiantes con funciones automática de ajustes. Además, la tendencia hacia modelos más ligeros, como la Canon EOS R100, hace de las cámaras sin espejo una opción aún más atractiva para consumidores potenciales, aprovechando el interés renovado en la fotografía de alta calidad y la experiencia única que ofrecen frente a los omnipresentes smartphones.