La serie Google Pixel, desde hace varias generaciones, ha dejado de lado los procesadores de Qualcomm para adoptar sus propios chips Tensor, siendo el más reciente el Tensor G4 en el Pixel 9. A pesar de que estos dispositivos se venden a precios competitivos con respecto a sus rivales, el rendimiento de sus procesadores Tensor no alcanza el nivel de potencia de otros en el mercado. Sin embargo, Google aclara que el objetivo de Tensor no es competir en términos de potencia pura, sino más bien enfocarse en la eficiencia y en las aplicaciones prácticas, especialmente en lo que concierne a la inteligencia artificial (IA).
Google persigue dos enfoques hacia la IA en sus dispositivos: utilizar modelos grandes que requieran gran potencia o modelos más pequeños que sean menos demandantes en recursos, con el segundo acercándose más a las intenciones de Google. La compañía sostiene que el Tensor G4 es un 20% más rápido y un 17% más eficiente en abrir aplicaciones que su predecesor, el G3, enfocándose en la eficiencia energética y un mejor rendimiento en tareas cotidianas como la fotografía y la grabación de video.
El diseño del Tensor G4 se basa en la eficiencia real, no en la potencia bruta. Google se esfuerza por satisfacer escenarios de uso específicos, en lugar de alcanzar marcas extremas de velocidad. A pesar de este enfoque, existen dudas acerca de la competitividad de los Pixel frente a rivales que combinan el hardware más potente con capacidades de IA similares, como los dispositivos Samsung que integran la IA de Google con procesadores Snapdragon de Qualcomm.
Los Pixel prometen actualizaciones durante siete años, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de sus procesadores a largo plazo en un mercado en constante evolución. Aunque Google se concentra en la eficiencia y la implementación específica de sus características de IA, la carrera por el hardware más potente no muestra signos de desaceleración en la industria.
