crear una red de coches «chivatos». Y ya ha presentado la patente

Volvo, una compañía conocida por enfocarse en la seguridad de los pasajeros, históricamente contribuyó a la invención del cinturón de seguridad, liberando su patente para el bienestar colectivo. En una decisión que generó controversia, Volvo limitó la velocidad máxima de sus vehículos a 180 km/h en 2021, una medida que según algunos, aunque bienintencionada, no difería mucho de estrategias anteriores en términos de seguridad efectiva, considerando que un accidente a velocidades altas ya es peligroso por naturaleza.

Los fabricantes de vehículos han estado limitando electrónicamente la velocidad de sus modelos por varios motivos, incluyendo el ahorro de energía y la protección de sistemas en vehículos eléctricos. Inspirándose en esto, Ford propuso una idea innovadora: ajustar automáticamente la velocidad de los coches en ciudades usando el posicionamiento GPS para reducir los atropellos y accidentes mortales, una causa común de fallecimientos en las vías urbanas.

Más allá, Ford ha registrado una patente en Estados Unidos para que los coches no solo limiten su velocidad sino también alerten a la policía en caso de que detecten excesos de velocidad por parte de otros vehículos. Utilizando cámaras y radares, estos vehículos monitorizarían y calcularían la velocidad de otros autos, enviando pruebas de infracciones a las autoridades. Esta funcionalidad se pensó inicialmente para vehículos policiales, aunque existen dudas legales y técnicas sobre su implementación. La precisión en la medición de la velocidad sería crucial para validar las multas generadas por este sistema, planteando interrogantes sobre la viabilidad y efectividad de la patente en aplicaciones reales en carreteras.