La pequeña localidad de Kemmerer, Wyoming, se halla en el umbral de un cambio radical, pasando de una economía basada casi exclusivamente en el carbón a convertirse en un punto de referencia para la innovación en energía nuclear gracias a la iniciativa de Bill Gates. Tradicionalmente dependiente de su central térmica de carbón, ahora cerrada y pendiente de desmantelamiento, Kemmerer enfrentaba un futuro incierto hasta que TerraPower eligió esta localidad para erigir su planta nuclear de nueva generación con Gates como uno de sus principales inversores.
Esta futura central, que colocó su primera piedra en junio, se distingue por ser la primera del tipo Natrium: una central que promete mejorar en seguridad, coste y eficiencia respecto a las convencionales. Se basa en un reactor modular de cuarta generación, refrigerado por sodio y con un sistema de almacenamiento de energía utilizando sales fundidas. Este enfoque permitirá una generación de energía térmica de 840 MW con la posibilidad de ampliar la capacidad eléctrica en momentos de mayor demanda, beneficiando a unos 400.000 hogares con un impacto reducido en términos de tamaño y coste operativo.
El proyecto, que se estima en 4.000 millones de dólares—con la mitad financiada por el Departamento de Energía de EE.UU. y una contribución significativa de Gates—, busca ser una alternativa escalable y libre de carbono. Aunque la expansión de otras plantas nucleares, como la de Vogtle en Georgia, ha representado inversiones mucho mayores, la planta de Kemmerer aspira a marcar un precedente tanto en eficiencia como en economía.
Se prevé que la construcción genere 1.600 empleos, ofertando nuevas oportunidades especialmente a los antiguos trabajadores de la central de carbón, y 250 puestos permanentes una vez en operación, planificada para 2030. Esta transformación no solo redefinirá el perfil energético de Kemmerer, sino que también demostrará la viabilidad de la energía nuclear moderna como una solución al cambio climático.
