miles de pintadas con insultos, avisos, fanfarronadas y mucho, muchísimo sexo

El arte de los grafitis ha sido una forma de expresión del pensamiento y sentimiento humano desde tiempos inmemoriales, encontrándose desde las representaciones más antiguas de Jesucristo y la cultura maya, hasta los enigmáticos mensajes dejados por los habitantes de Pompeya. A través de estas manifestaciones, es posible explorar las inquietudes, preocupaciones, y aspectos cotidianos de las sociedades pasadas y presentes. Los grafitis de Pompeya, particularmente, ofrecen una ventana única a la vida cotidiana de sus ciudadanos, revelando desde anuncios de eventos hasta íntimos mensajes personales y humorísticos.

August Mau, historiador y arqueólogo, se sumergió en el estudio de estas inscripciones y murales, aunque inicialmente despreció estos grafitis por considerarlos no representativos de los estratos más cultos de la sociedad. Sin embargo, estas marcas, que superan las 11.000 inscripciones, brindan un conocimiento profundo y genuino de las dinámicas sociales, económicas y personales de la época. Desde anuncios de espectáculos gladiadores, pasando por declaraciones de amor y deseos, hasta críticas y recomendaciones de locales comerciales, los grafitis de Pompeya conforman un mosaico de la vida pública y privada de sus habitantes.

Además, los grafitis revelan una fascinación por el sexo y el erotismo, tan omnipresente en las sociedades antiguas como en las actuales. La pornografía, representada en arte y grafitis, muestra que la expresión del deseo y el placer sexual formaba parte integrante de la cultura pompeyana. Este aspecto seguía patrones similares en otras sociedades antiguas, denotando un interés común de la humanidad por el erotismo.

Curiosamente, los grafitis también ofrecen ejemplos de arte más tradicional, con imágenes de gladiadores, barcos y escenas de la vida diaria, demostrando que la necesidad de expresión y comunicación iba más allá del texto. A pesar de ser durante mucho tiempo subestimados o ignorados por los investigadores, estos grafitis son hoy reconocidos como valiosos testimonios de las voces de personas comunes, proporcionando una perspectiva más rica y matizada de la historia humana.

Estos vestigios, por tanto, no solo son testigos de la inclinación artística y la necesidad de expresión del individuo, sino también de las preocupaciones, anhelos y cotidianidad de las sociedades pasadas, ofreciendo un retrato auténtico y vivaz de la humanidad a través del tiempo.