Esta semana, Elon Musk sorprendió con una jugada audaz al presentar una oferta de 97.400 millones de dólares por la organización sin fines de lucro que controla OpenAI. La propuesta inesperada de Musk pone en juego el plan de Sam Altman, presidente de OpenAI, de convertir el brazo comercial de la startup en una Corporación de Beneficio Público (PBC), liberándola del control de la entidad sin ánimo de lucro. Para que tal transformación sea factible, se requiere compensar a la organización original, una tarea complicada dada la falta de claridad sobre su valoración, aunque OpenAI anticipó que recibiría acciones de la PBC basadas en una valoración justa.
Bloomberg ha informado que OpenAI consideraba compensar a la organización sin ánimos de lucro con un 25% de su brazo comercial, que con una valoración de 157.000 millones de dólares, significaría aproximadamente 40.000 millones de dólares, una suma significativamente inferior a la ofrecida por Musk. En respuesta, los abogados de Altman llevaron la maniobra de Musk ante los tribunales, destacando la complejidad de permitir a Musk comprar la organización mientras simultáneamente se opone a su conversión en PBC a través de litigios.
Los abogados de Musk sugirieron retirar la oferta si el consejo de administración de OpenAI se compromete a mantener la misión de la organización sin fines de lucro, presionando aún más a Altman. Esta situación refleja una rivalidad profunda entre Musk y Altman, así como destaca las tensiones en torno a la dirección futura y el control de OpenAI. Según The New York Times, OpenAI necesita proceder con la conversión a PBC según lo previsto, con la posibilidad de que la financiación reciente se convierta en deuda si no se completa el proceso en el plazo establecido, aumentando las complicaciones para la startup en su transición estructural.
