En abril de 2018, Mark Zuckerberg se presentó ante el Senado de Estados Unidos para testificar sobre el escándalo de Cambridge Analytica, un momento que se destacó tanto por las frases notables del CEO de Facebook como por su apariencia casi robótica. Seis años después, en 2023, un Zuckerberg ya cuarentón muestra una transformación significativa. Se le ve desenfadado, retando públicamente a Elon Musk y modificando el look que le había definido. Esta evolución no solo muestra un cambio en su personalidad pública sino también en su manera de comunicarse y relacionarse con el entorno digital y sus audiencias.
Recientemente, Zuckerberg anunció la apertura de HorizonOS, el sistema operativo de las Meta Quest 3, a dispositivos de terceros, no a través de los canales tradicionales, sino mediante un formato muy alineado con las preferencias de una audiencia más joven en Instagram. El video vertical, la informalidad del fondo, el uso de stickers, y Zuckerberg sosteniendo un micrófono de solapa, todo apuntaba a apelar a un público más joven. Este enfoque menos profesional, más desenfadado, subraya un intento de reposicionar la realidad virtual de Meta como algo central para las nuevas generaciones.
Además, Zuckerberg ha sabido manejar los memes que circulan sobre él, mostrando una autoconsciencia y un sentido del humor que antes parecían ausentes. La semana en cuestión, se burló de un filtro de barba que alguien (posiblemente de su equipo) agregó a uno de sus anuncios, evidenciando un cambio hacia una imagen más humana y menos «robótica». Este «nuevo» Zuckerberg parece más cómodo interactuando a través de las redes sociales, entendiendo y aceptando memes sobre su persona, lo que marca una notable evolución desde aquel testimonio en 2018. Este cambio no solo se refleja en su persona sino que también indica un posible cambio en la dirección estratégica de Meta hacia una comunicación más relajada y accesible para las nuevas generaciones.
