En marzo, un cuarteto de ingenieros chinos emprendió un viaje a Malasia, cada uno portando una maleta repleta de discos duros con 80 TB de datos. Su misión consistía en sortear las restricciones impuestas por EE.UU. al entrenamiento de modelos de inteligencia artificial (IA). Llegando a Malasia, se dirigieron a un centro de datos donde habían alquilado 300 servidores equipados con los más recientes chips de IA de NVIDIA. Este movimiento les permitió entrenar sus modelos de IA con un rendimiento extraordinariamente alto. Tras esta operación, regresaron a China llevando consigo los discos duros, ahora con varios cientos de GB de información crucial para guiar el comportamiento de su modelo de IA.
Este caso refleja cómo las firmas chinas de IA buscan maneras inventivas para evadir los vetos tecnológicos de EE.UU., recurriendo a la compra de GPUs especializadas a través del mercado negro o mediante terceros países, como Malasia. Tal práctica no solo evita largas transferencias de datos por internet, sino que también esquiva potenciales investigaciones y obstaculiza los esfuerzos estadounidenses por limitar el acceso de China a tecnologías avanzadas. La estrategia implicó la creación de una subsidiaria en Kuala Lumpur, dirigida nominalmente por ciudadanos malayos y dependiente de una matriz extraterritorial, todo para mantener el anonimato y asegurar la ejecución del plan.
Este episodio subraya la creciente capacidad y proliferación de centros de datos en el sudeste asiático, en países como Singapur, Malasia, Tailandia e Indonesia, que ahora rivalizan con la infraestructura de datos de ciudades europeas como Londres y Fráncfort. La importación por parte de Malasia de chips de IA por un valor de 3.400 millones de dólares de Taiwán en solo dos meses es indicativo de este acelerado desarrollo. A nivel internacional, EE.UU. también muestra preocupación por los acuerdos de exportación de chips de IA a países de Oriente Medio, temiendo que eventualmente beneficie a China. Este complejo escenario evidencia tanto la audacia de las empresas chinas en la capacitación de modelos de IA como los desafíos geopolíticos asociados al control tecnológico global.
