Aumentar el límite de velocidad a 150 km/h es ya una tendencia en Europa. Una que lidera República Checa

Europa está presenciando un cambio significativo en las políticas de velocidad en sus carreteras y calles, dirigido hacia la reducción de la velocidad máxima permitida. A pesar de que los vehículos modernos son considerados los más seguros de la historia, con tecnologías avanzadas como frenada de emergencia y sistemas de mantenimiento en el carril, la tendencia general en el continente es hacia la desaceleración. Esta dinámica refleja el compromiso con la iniciativa Visión Cero, cuyo objetivo es eliminar las muertes en accidentes de tráfico, y se materializa en la implementación de tecnologías como los limitadores inteligentes de velocidad que buscan impedir que los conductores superen los límites de velocidad establecidos.

Sin embargo, algunos países están tomando rutas alternativas. La República Checa, por ejemplo, ha avanzado hacia el establecimiento de un límite de velocidad de 150 km/h en ciertas autopistas a partir de 2024, aunque con condiciones específicas como la meteorología y la iluminación. Italia también debate sobre incrementar sus límites de velocidad a 150 km/h en carreteras seleccionadas que cumplan con criterios específicos, como tener al menos tres carriles y rectas largas. Por otro lado, Alemania continúa manteniendo secciones de sus famosas Autobahn sin límite de velocidad, aunque el debate sobre su sostenibilidad y eficiencia energética persiste.

La discusión sobre los límites de velocidad no es exclusiva de estos países; naciones como Polonia y Bulgaria actualmente tienen límites de 140 km/h, siendo de los más altos en Europa después de Alemania. Estas políticas de velocidad generan un debate considerable, ya que enfrentan la seguridad y la reacción de los conductores a velocidades más altas contra las preocupaciones ecológicas, como el aumento en el consumo de combustible y las emisiones de CO2.

En suma, Europa se encuentra en un punto de inflexión, buscando el equilibrio entre la seguridad vial, la eficiencia energética y las expectativas de los conductores. Mientras algunos impulsan una mayor restricción en la velocidad para proteger vidas y el medio ambiente, otros abogan por aprovechar los avances en seguridad vehicular para permitir velocidades más altas bajo condiciones controladas.