China se ha fortalecido silenciosamente como una superpotencia en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), transformándose en el líder mundial de graduados en estas áreas, especialmente en ingeniería. Anualmente, el país produce alrededor de 3,5 millones de nuevos ingenieros, incluyendo una creciente élite en ingeniería de IA. Este auge se debe a un plan meticulosamente trazado post-era Mao, bajo la dirección de Deng Xiaoping, quien impulsó la educación con especial énfasis en ciencia y tecnología. Se inició con las «cuatro modernizaciones», enfocándose en recuperar y promover la excelencia educativa en campos técnicos.
Desde mediados de los años 80, China empezó a enviar gran número de estudiantes al extranjero para formarse en renombradas universidades occidentales, en lo que se conoció como el fenómeno «hai gui» (tortugas marinas). Estos estudiantes, a su regreso, contribuyeron significativamente al desarrollo académico del país, elevando el nivel de instituciones como la Universidad de Tsinghua, que rápidamente alcanzó renombre internacional por su producción científica.
China también ha invertido sustancialmente en educación, destinando más del 4% de su PIB en los últimos 20 años, y ofreciendo incentivos económicos significativos para la publicación de investigaciones de alta calidad en instituciones occidentales. Este esfuerzo se ha ampliado para incluir el campo de la inteligencia artificial, considerado estratégico para el desarrollo futuro del país. El gobierno chino ha lanzado varias iniciativas educativas, como el «Project 211» y el «Double First-Class Construction», para fortalecer aún más su posición en ciencia y tecnología a nivel mundial.
Este enfoque ha rendido frutos, atrayendo la atención de gigantes tecnológicos como Meta, que ha contratado a superestrellas chinas en IA, seduciéndolas con sueldos atractivos. Estas acciones destacan el talento excepcional de China en IA, talento que, en gran medida, se ha formado en prestigiosas universidades chinas para después perfeccionarse en instituciones estadounidenses. Este flujo de talento ha sido crítico para el liderazgo de EE.UU. en tecnología, aunque políticas recientes amenazan con debilitar esta dinámica.
China no solo es la principal «fábrica» mundial de ingenieros y especialistas técnicos, sino que también se ha consolidado como una incubadora inigualable de talentos en inteligencia artificial, desempeñando un papel indispensable en el ecosistema global de IA.
