China lo está apostando todo a las renovables. Pero entre tanto, se ha fabricado una gigantesca turbina de gas

China está decidida a convertirse en el mayor productor de energía mundial, buscando la independencia energética y liderando en la producción de energía eléctrica mediante un enfoque mixto que incluye tanto energías renovables como tecnologías convencionales. Un paso significativo hacia este objetivo es el desarrollo de la primera turbina de gas de alta potencia de 300 megavatios del país, una iniciativa que comenzó en 2016. Esta turbina de gas, esencial para la generación de electricidad a partir de gas natural, marca un hito importante para China al reducir la brecha tecnológica con Occidente, que previamente se estimaba en 30 años de ventaja.

La turbina, desarrollada por China United Heavy-Duty Gas Turbine Technology Co., destaca por su capacidad de operar a altas temperaturas (aproximadamente 1.400 grados Celsius) y su resistencia en condiciones corrosivas. Con cinco sistemas principales y más de 50.000 componentes, esta turbina de clase F no sólo respaldará la red eléctrica del país durante los picos de demanda, sino que también suministrará energía a buques de guerra. Al producir 450,000 kilovatios por hora, puede cubrir una octava parte de la necesidad eléctrica de la capital china y, debido a su alta eficiencia (capaz de alcanzar el 55% en plantas de ciclo combinado), se posiciona como una solución energética competitiva.

La turbina también promete ser un avance para la propulsión naval, ofreciendo una opción más ligera y eficiente en comparación con las turbinas de motores diésel de alta velocidad. Aunque China ha acortado diferencias con los líderes tecnológicos en turbinas de gas, como Siemens, General Electric y Mitsubishi, todavía no supera a la turbina de gas más grande y eficiente del mundo, la SGT5-8000H de Siemens. Sin embargo, China aspira a desarrollar una turbina aún más avanzada de 400 MW para 2030, lo que podría alterar el panorama competitivo global. Este esfuerzo por avanzar en la tecnología de turbinas de gas refleja la ambición de China por liderar en el ámbito de la energía, adaptándose a las necesidades modernas y minimizando su dependencia de tecnologías y actores extranjeros.