En diciembre del año anterior, el Pentágono de Estados Unidos compartió un informe destacando la creciente capacidad militar de China, señalando un incremento aproximado de 100 ojivas nucleares en el último año, estimando un total de más de 600 para mediados de 2024. Entre estos avances, se destacó el crucero destructor de clase Renhai (Type 055), superior sobre el papel a sus contrapartes estadounidenses, gracias a un sistema de lanzamiento vertical de 112 celdas y capacidades para múltiples misiones, incluyendo defensa aérea y guerra antisubmarina.
Recientemente, investigadores chinos realizaron una simulación de combate naval utilizando inteligencia artificial para demostrar cómo un solo destructor Type 055, asistido por drones y embarcaciones no tripuladas, podría enfrentar con éxito a ocho destructores estadounidenses clase Arleigh Burke en el Pacífico occidental, cerca de Taiwán. La simulación planteó un escenario donde el Type 055 y sus «buques madre» no tripulados desplegaron drones y barcos autónomos para interceptar y neutralizar misiles estadounidenses, emergiendo intactos del ataque. Este enfoque operacional, denominado «kill net», señala un cambio de paradigma en la guerra naval, destacando la capacidad de China para superar sistemas de combate tradicionales mediante estrategias asimétricas que minimizan la vulnerabilidad naval y maximizan el poder de combate.
El análisis y las conclusiones de esta simulación sugieren que China está explorando tácticas innovadoras para contrarrestar la superioridad tecnológica y numérica de Estados Unidos en áreas estratégicas como Taiwán. El enfoque se centra en la utilización de recursos prescindibles y autónomos, reduciendo costes y riesgos para personal y embarcaciones de alto valor, sin recibir aún una respuesta pública por parte de Estados Unidos.
