Pekín ha incrementado su control sobre los minerales estratégicos, cruciales para la tecnología actual como chips, redes eléctricas y satélites, en un esfuerzo por evitar el contrabando de estos materiales valiosos. Se ha lanzado una operación que ha resultado en varias investigaciones de exportaciones ilegales, arrestos y la creación de un efecto disuasivo notable. En una reunión clave celebrada el 19 de julio, se decidió establecer un centro de coordinación conjunta y expandir la lista de entidades extranjeras sujetas a controles, enfocándose en evitar que los minerales sean desviados para usos militares. China controla una porción significativa de la producción y refinamiento de tierras raras globales, siendo estos minerales fundamentales para varios sectores de tecnología avanzada.
Dichos minerales no solo tienen una importancia económica sino también geopolítica, ya que permiten a Pekín tener influencia en mercados clave y ejercer presión en contextos internacionales de tensión. Las autoridades chinas están combatiendo sofisticadas formas de contrabando que podrían facilitar la fuga tecnológica hacia actores extranjeros, incluido el sector militar. Este esfuerzo por frenar el contrabando y la salida ilegal de tecnología responde también a restricciones impuestas por otros países, como las prohibiciones de EE.UU. sobre exportaciones de chips avanzados a China.
La decisión de Pekín de endurecer el control sobre los minerales estratégicos subraya la importancia de estos recursos en la arena internacional, especialmente en el contexto de tensiones entre grandes potencias. Sin embargo, persisten dudas sobre la efectividad a largo plazo de estas medidas contra el contrabando, su impacto en los precios y el suministro internacional, y la posición negociadora de China en futuras disputas tecnológicas.
