Michael Frank ha dedicado más de tres décadas a una disciplina tecnológica desafiante, centrada en hacer que los chips recuperen energía en lugar de consumirla. Tradicionalmente, los chips han sido grandes consumidores de energía, un aspecto que se intensifica con la creciente implementación de inteligencia artificial.
Frank apuesta por la computación reversible, un concepto que promete una eficiencia energética radicalmente superior, permitiendo operaciones computacionales sin la pérdida energética asociada a la disipación de calor. Tras su etapa en Sandia National Laboratories, se unió a Vaire Computing, una startup que busca materializar los principios de la computación reversible en chips reales. Según Frank, esta tecnología podría alcanzar una eficiencia energética hasta 4.000 veces mayor que la de las tecnologías actuales.
En el horizonte de Vaire Computing está producir un prototipo de chip para 2025, el cual, aunque modesto, apunta a validar la posibilidad de recuperar energía en un chip. Proyectan, para 2027, desarrollar un procesador ultraeficiente destinado a aplicaciones de inteligencia artificial, con la promesa de una versión avanzada potencialmente 4.000 veces más eficiente que podría tardar entre 10 a 15 años en completarse.
La computación reversible, un término acuñado en los 60 y 70 por Rolf Landauer y Charles H. Bennett, respectivamente, desafía la idea tradicional de que la computación debe implicar una pérdida inevitable de energía. Su desarrollo ha sido difícil, ya que, aunque teóricamente promete evitar la pérdida de energía en el circuito de procesamiento, no resuelve el problema de la pérdida en la fuente de alimentación externa.
Vaire Computing, fundada por Hannah Earley y Rodolfo Rosini, ha adoptado un enfoque innovador utilizando transistores CMOS tradicionales y un «resonador» que recuperaría energía durante el procesamiento. Este enfoque ya está en proceso de ser integrado en chips, con ambiciosos planes para avanzar en la capacidad de los chips para inferencia de IA.
La computación reversible representa un avance prometedor hacia chips más eficientes, reduciendo dramáticamente el consumo energético. Sin embargo, aún quedan desafíos significativos para realizar estas promesas de eficiencia en el mundo real. La visión puesta en este avance tecnológico sugiere una potencial revolución en el desarrollo de chips, marcando un cambio hacia dispositivos menos demandantes energéticamente.
