La filosofía de Apple, encapsulada en la idea de que «lo importante no es ser el primero, sino ser el mejor», está siendo cuestionada últimamente. Esta estrategia, que aseguró éxitos pasados como el iPod o el iPhone, enfrenta desafíos en un contexto donde Apple ya no parece liderar ni en innovación ni en calidad. Un punto crítico es el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) de Apple, llamada Apple Intelligence, que llega al mercado con capacidades limitadas y retraso respecto a sus competidores. Pese a su llegada inminente, las versiones previas mostraban que las características no eran revolucionarias.
Críticas internas señalan que Apple Intelligence está dos años por detrás de la vanguardia del sector, una percepción que concuerda con la opinión pública. Sin embargo, Tim Cook mantiene una perspectiva optimista, sosteniendo que la implementación de IA por Apple se centra en la calidad y en beneficio de los clientes. Apple busca diferenciarse enfocando su IA en la privacidad, evitando recolectar o utilizar datos de los usuarios para mejorar sus sistemas. Este enfoque refleja un compromiso distinto al de otras empresas del sector, que han lanzado sus servicios de IA de manera más rápida y agresiva, aunque con algunos contratiempos.
La estrategia conservadora de Apple, centrada en la privacidad y en un despliegue gradual, podría significar una ventaja para ciertos usuarios preocupados por estas cuestiones. No obstante, la realidad es que Apple ha entrado tarde al ámbito de la inteligencia artificial y actualmente se encuentra rezagada respecto a sus competidores. A pesar de ello, la empresa sigue promoviendo la idea de que priorizar ser los mejores antes que los primeros es lo que importa, aunque este enfoque parece no estar surtiendo efecto con algunos de sus productos más recientes, como las Vision Pro, Apple Music o TV+, que aunque son competentes, no logran destacar como los mejores en comparación con ofertas de la competencia.