drones que crean flotas fantasma

La evolución de las contramedidas militares ha cobrado una importancia fundamental en la estrategia de defensa y ataques durante los conflictos armados. A lo largo de la historia, se han desarrollado elementos pasivos y activos que funcionan como escudos en los combates. Estados Unidos, buscando avanzar en la guerra electrónica, está trabajando en sistemas que logren engañar a los radares enemigos, como el desarrollo de drones capaces de simular ser buques de guerra.

Las contramedidas tradicionales, como las bengalas utilizadas por aviones para despistar misiles enemigos, ejemplifican cómo la tecnología busca proteger a las unidades militares. Los sistemas como Nulka, desplegados en más de 150 buques a nivel mundial, utilizan señales electrónicas para desviar la trayectoria de misiles enemigos, demostrando la eficacia de las contramedidas activas. Por otro lado, Estados Unidos planea potenciar su capacidad de guerra electrónica solicitando fondos adicionales para acelerar proyectos como el ‘Long Endurance Electronic Decoy’ (LEED), que busca desarrollar señuelos electrónicos de larga duración.

El proyecto NEMESIS, revelado en 2019, intenta crear ilusiones de flotas fantasmas utilizando drones, que podrían desviar la atención o las fuerzas enemigas, generando ventajas tácticas significativas. Este y otros desarrollos, como LEED, buscan ampliar las capacidades de maniobra y autonomía para realizar operaciones más complejas en el campo de batalla.

Estas innovaciones forman parte de una estrategia más amplia de guerra electrónica, donde se busca negar al enemigo el acceso al espacio electromagnético, confundiendo sus sistemas y, en algunos casos, afectando incluso a infraestructuras civiles. La inversión en estas tecnologías señala una nueva carrera por la militarización donde potencias como Estados Unidos y China destacan por su capacidad y ambiciones, marcando el futuro de los conflictos armados, donde la tecnología y la capacidad de engaño juegan roles preponderantes.