El programa de aviones E-4C SAOC de Estados Unidos, gestionado por la Fuerza Aérea y Sierra Nevada Corporation, representa el futuro en aeronaves de mando y control nuclear. Este nuevo modelo, derivado del legendario E-4B Nightwatch conocido como «avión del juicio final», ha iniciado recientemente sus pruebas de vuelo. La plataforma, basada en el Boeing 747-8, es más amplia y eficiente que su predecesora, permitiendo operaciones prolongadas con reabastecimiento en vuelo y equipada para resistir ataques como pulsos electromagnéticos.
El E-4B, en servicio desde los años setenta, enfrenta obsolescencia con problemas de mantenimiento y disponibilidad. En respuesta, Estados Unidos busca reemplazar esta flota con el SAOC, destinado a garantizar la continuidad del gobierno y el control militar en las peores circunstancias. Sierra Nevada lidera este esfuerzo con un contrato de más de 13.000 millones de dólares, una desviación del modelo habitual, donde Boeing fabricaba y lideraba la integración de estas aeronaves.
El desarrollo del SAOC es una empresa monumental, que busca mantener a Estados Unidos seguro manteniendo la capacidad de comando y control nucleares operativa desde el aire, sin importar las condiciones en tierra. Este avión está diseñado para ser un verdadero Pentágono volante, ofreciendo un centro de mando móvil capaz de coordinar una respuesta militar global en tiempos de crisis.
La Fuerza Aérea planea retirar los E-4B en la próxima década, mientras los nuevos E-4C serán sometidos a modificaciones profundas y pruebas extensas hasta su completa introducción en servicio. El programa, con miras a operar hasta 2036, es un testimonio de la importancia crítica de mantener una red robusta y fiable de mando y control. A través de esta inversión estratégica, el gobierno de EE.UU. asegura su capacidad de gestión de crisis globales, subrayando el papel indispensable de los «aviones del juicio final» en la seguridad nacional y la disuasión militar.
