El uso extendido de la inteligencia artificial (IA), particularmente de herramientas como ChatGPT, aplicaciones de edición como Photoshop y generadores de imágenes como Midjourney, está planteando un significativo desafío energético. Estas tecnologías demandan una considerable cantidad de potencia de cálculo, lo que se traduce en una alta demanda de energía y agua para mantener refrigerados los centros de datos. Esta situación ha llevado a empresas tecnológicas importantes como Google y Meta a considerar la energía nuclear como una fuente para cubrir sus crecientes necesidades energéticas.
A pesar del crecimiento explosivo en el uso de la IA, que ha llevado el consumo energético al punto de igualar o superar al de países enteros, la Agencia Internacional de Energía (AIE) sugiere que podemos estar sobreestimando el impacto energético de las aplicaciones de IA. Según la AIE, aunque se espera que el consumo de energía de los centros de datos aumente, este será menos significativo comparado con otras industrias, como los sistemas de desalinización, la calefacción o el aire acondicionado.
La AIE destaca que los avances en la eficiencia del hardware pueden ayudar a que la IA realice más tareas con menos energía, mitigando parte del crecimiento esperado en la demanda de energía. Además, el impacto de la IA en la demanda energética global hasta 2030 sería relativamente pequeño en comparación con el incremento en la demanda de electricidad para la refrigeración debido al calentamiento global y las normativas más estrictas para electrodomésticos, especialmente aires acondicionados.
Sin embargo, más allá del consumo de energía, la rápida expansión de la IA también genera desafíos en términos de residuos electrónicos, con la rápida obsolescencia y sustitución de hardware computacional como una preocupación creciente. Esta situación plantea la necesidad de buscar alternativas para la utilización o disposición de tecnología antigua, incluyendo su reutilización en tareas menos demandantes o la donación a instituciones educativas.
A pesar de la preocupación sobre el impacto energético de la IA, es crucial considerar los avances tecnológicos que permiten reducir el consumo energético y las estrategias para gestionar mejor los residuos electrónicos, garantizando un desarrollo más sostenible del sector tecnológico.
