El ganchillo era un refugio tranquilo alejado del estrés y de la sobreinformación de internet. Hasta que llegó la IA

La inteligencia artificial (IA) se ha infiltrado en numerosos aspectos de nuestras vidas, desde entretenimiento y música hasta la información que consultamos en Wikipedia. Un fenómeno creciente y problemático es la generación de contenido falso o engañoso, como es el caso de los patrones de ganchillo disponibles en plataformas en línea como Etsy. Estos patrones, que prometen guiar a los usuarios para crear figuras complejas de animales y otros diseños, resultan ser imposibles de seguir una vez adquiridos. La expectativa generada por imágenes perfectas choca con la realidad de patrones inutilizables, llevando a la decepción y frustración de los compradores.

La venta de estos patrones se beneficia de la falta de claridad sobre su origen artificial, engañando a los compradores con promesas de diseños hechos «con cariño» y «fotos reales». Sin embargo, la comunidad de ganchillo, ya familiarizada con la problemática, lleva tiempo quejándose de este tipo de estafas. Este no es un caso aislado, varias aficiones y sectores se encuentran inundados de contenido generado por IA, que a menudo se presenta como auténtico, creando un fenómeno denominado «AI Slop» que afecta a redes sociales e incluso a recetas de cocina.

Pese a los esfuerzos por etiquetar el contenido generado por IA para diferenciarlo del creado por humanos, el volumen abrumador y la calidad a veces convincente de este contenido hacen que la tarea sea ardua. Plataformas como Pinterest, Instagram y TikTok han implementado etiquetas para identificar las creaciones de IA, pero el desafío persiste, con usuarios que aún caen en la trampa de pensar que estos contenidos son reales. Esto subraya la necesidad de un enfoque más efectivo y de una mayor conciencia entre los consumidores sobre la prevalencia y el impacto del contenido generado por inteligencia artificial.