La Administración estadounidense ha implementado requisitos más rigurosos para los semiconductores fabricados por empresas estadounidenses destinados a la venta en China, intensificando así las tensiones geopolíticas y geoestratégicas entre EE.UU. y China. Esta medida afecta principalmente a NVIDIA, a quien inicialmente se le prohibió vender en China sus GPU más avanzadas dirigidas a aplicaciones de inteligencia artificial (IA), como son los modelos A100 y H100. Sin embargo, NVIDIA adaptó estos productos a una versión con menores prestaciones, creando los chips A800 y H800, que cumplían con las restricciones estadounidenses. A pesar de ello, un paquete de sanciones estadounidenses implementado el 16 de noviembre extendió las prohibiciones a estos chips modificados y a otros productos como la potente GPU para juegos GeForce RTX 4090.
NVIDIA intentó sortear estas restricciones con el lanzamiento de la GeForce RTX 4090D, una tarjeta gráfica para juegos de alta gama con prestaciones ligeramente recortadas en comparación con la RTX 4090 original. No obstante, aun con estas adaptaciones, la RTX 4090D supera los límites de rendimiento establecidos por las nuevas regulaciones estadounidenses, que prohíben la venta en China de semiconductores con un rendimiento superior a los 70 TFLOPS FP32. Esta situación ha colocado a NVIDIA en una posición desafiante, evidenciando la firmeza del Departamento de Comercio de EE.UU. y su resolución de evitar que China acceda a chips de IA avanzados que podrían potenciar sus capacidades en este campo.
Esta disputa refleja el intenso escrutinio y las restricciones comerciales que enfrentan las empresas tecnológicas estadounidenses en el contexto de la rivalidad estratégica entre EE.UU. y China. A pesar de las dificultades, se deja entrever que determinadas ventas de chips para IA por parte de NVIDIA a China podrían ser aceptables siempre y cuando no faciliten a China avanzar significativamente en el desarrollo de modelos de IA de vanguardia.