el Gobierno no quiere perder la gran joya tecnológica

La «Operación Beethoven» es una estrategia del Gobierno de los Países Bajos para evitar que ASML, la principal empresa fabricante de equipos de fotolitografía para la producción de chips, se traslade o expanda fuera del país. ASML juega un papel crucial en la cadena de suministro de semiconductores, siendo el proveedor de equipos para gigantes como TSMC, Intel y Samsung. Pese a la competencia en su sector, ASML se destaca en la fabricación de equipos de ultravioleta extremo (UVE), sin rivales a su nivel.

La empresa, valorada en más de 300.000 millones de euros, enfrenta desafíos para expandirse dentro de los Países Bajos, principalmente debido a la escasez de mano de obra cualificada y las políticas de inmigración restrictivas del país. Con el 40% de su fuerza laboral de origen extranjero, encontrar talento se ha vuelto una tarea cada vez más difícil para ASML, cuyo CEO, Peter Wennink, ha insinuado la posibilidad de trasladar la compañía a un lugar con mejores condiciones para su crecimiento, siendo Francia uno de los posibles destinos.

El Gobierno neerlandés, consciente de la importancia de ASML para la economía nacional, busca negociar soluciones para facilitar el crecimiento de la empresa en el país. Sin embargo, el panorama político se complica con la renuncia del primer ministro Mark Rutte y el éxito electoral de Geert Wilders, conocido por sus políticas antiinmigración, lo que podría dificultar la formación de un gobierno capaz de abordar estas cuestiones.

Además, ASML enfrenta otros desafíos, como las sanciones comerciales de EE. UU. contra China, que amenazan con reducir sus ventas a este país en un 15%. La empresa teme que las restricciones puedan empeorar, afectando aún más su negocio.