Estados Unidos intensifica sus acciones contra supuestas embarcaciones de narcotráfico venezolano, incluyendo un reciente segundo ataque aéreo bajo la administración Trump. Este ataque resultó en tres muertes, aunque la vinculación del bote con narcotráfico no pudo verificarse. Venezuela, liderada por Nicolás Maduro, condena estos actos como agresiones en aguas internacionales y los considera excusas para promover un cambio de régimen, mientras rechaza las acusaciones de liderar el «Cartel de los Soles». Estados Unidos, por su parte, ha colocado una recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro.
En medio del creciente interés de Estados Unidos por reforzar su presencia militar en el Caribe, se reactiva la Base Naval de Roosevelt Roads en Puerto Rico, cerrada en 2004, como pieza clave para sustentar la campaña antinarcóticos y ejercer presión sobre el gobierno de Maduro. La llegada de aviones F-35B, entre otros equipos militares, convierte a la instalación en un centro de actividad creciente, realzando su importancia estratégica en la región.
Roosevelt Roads ha sido históricamente significativa para la arquitectura militar estadounidense en el hemisferio, su reactivación despierta tanto oportunidades económicas como preocupaciones sobre la militarización y sus impactos sociales. La base, fundada en la estratégica percepción de controlar el Caribe, se expandió durante la Guerra Fría, reflejando su papel esencial en la defensa regional y apoyo logístico.
Sin embargo, el declive de la base siguió al cese de los bombardeos en Vieques y los giros estratégicos post-11 de septiembre. A pesar del cierre formal, la base nunca abandonó completamente su papel funcional, demostrando su valor infraestructural en situaciones de emergencia.
Hoy, con su rol revitalizado en un contexto de crimen transnacional y narcotráfico, el debate en Puerto Rico sugiere una tensión entre las potenciales ventajas económicas y las preocupaciones históricas de militarización. La propuesta de auditoría y eventual reasignación de la base para fines de seguridad nacional señala una posibilidad de redefinir su importancia, en tanto la base vuelve a ocupar un lugar prominente en la estrategia caribeña de Estados Unidos, balanceando la seguridad regional con la economía de Puerto Rico.
