Durante años, el alcohol ha sido un componente clave en el ocio juvenil español. Sin embargo, la generación Z está marcando una notable diferencia en esta tendencia, consumiendo un 20% menos de alcohol que los millennials. Este cambio no se debe solo a cuestiones de salud o económicas, sino a una preocupación por el bienestar mental, la productividad y la capacidad de concentración. Los jóvenes están abandonando el alcohol para evitar riesgos de salud, como el cáncer, y mejorando así su calidad de vida.
Los datos muestran un declive en el consumo de alcohol entre los jóvenes españoles. Por ejemplo, la proporción de la población de 15 a 64 años que bebe diariamente ha disminuido del 12,7% en 1997 al 9% en 2024. Este cambio se atribuye también a una mayor conciencia sobre cómo el alcohol afecta la salud mental, introduciendo el concepto de «hangxiety» o ansiedad post-consumo, dado que el alcohol modifica neurotransmisores esenciales, resultando en ansiedad, irritabilidad y pensamientos negativos al día siguiente.
Para la generación Z, reducir el consumo de alcohol significa también una mejoría en la estabilidad mental y en el rendimiento cognitivo, minimizando la fatiga y mejorando la capacidad de concentración. Este enfoque en la salud mental y física se traduce en una búsqueda de alternativas sociales sin alcohol y un consumo más responsable.
En resumen, la generación Z en España está redefiniendo su relación con el alcohol, privilegiando su bienestar mental y físico sobre los placeres efímeros del consumo excesivo. Este cambio cultural hacia un consumo más consciente y saludable sugiere un futuro donde el ocio no esté inherentemente ligado al alcohol.
