El veto de China a exportar minerales a EEUU tenía letra pequeña, y afecta a un elemento clave de la defensa de Ucrania: drones

En la reciente escalada de tensiones comerciales y tecnológicas entre Estados Unidos y China, esta última ha respondido con firmeza a las restricciones impuestas por EE.UU. sobre su industria de semiconductores. En un movimiento sin precedentes, China ha prohibido la exportación de minerales críticos como el galio, el germanio, el grafito y el antimonio, esenciales para la fabricación de semiconductores. La prohibición se extiende a evitar que empresas de terceros países puedan transferir estos materiales a Estados Unidos, marcando un hito en la regulación de exportaciones de China y acentuando las tensiones comerciales bilaterales.

Este embargo no solo impacta la industria tecnológica, sino que también tiene implicaciones significativas en la construcción de dispositivos básicos y en el sector de las energías renovables. Más allá de estos sectores, China ha comenzado a restringir las exportaciones de componentes clave para la fabricación de drones, afectando directamente al esfuerzo bélico de Ucrania dada la importancia de estos dispositivos en el conflicto actual con Rusia. Esta medida ha forzado a empresas en Estados Unidos y Europa a buscar alternativas lejos del dominio chino sobre estos componentes esenciales.

Estas restricciones no solo demuestran una respuesta a las sanciones impuestas por EE.UU., sino que también reflejan una compleja disputa tecnológica y comercial entre las dos mayores potencias globales. China, a su vez, ha fortalecido su posición como proveedor principal de bienes de doble uso para Rusia, incluyendo componentes críticos para la capacidad militar rusa, lo que sugiere un papel clave de China en sostener la infraestructura bélica rusa frente a Ucrania.

La situación global se ve aún más complicada por los intentos de occidente, liderados por Estados Unidos, por diversificar sus cadenas de suministro y reducir la dependencia de componentes chinos en sectores críticos. Este contexto geopolítico y económico resalta las crecientes divisiones entre las potencias mundiales y sus aliados, mientras buscan establecer su dominio en tecnologías críticas y apuntalar sus posiciones estratégicas en un mundo cada vez más polarizado.