Francia descubrió la piscina de un hombre por satélite. Acto seguido hizo lo que todos los países: pedirle impuestos

Los veranos cada vez más calurosos en Europa han hecho que las piscinas se conviertan en un refugio para combatir el calor. Daniel, un francés al norte de París, decidió invertir en una piscina desmontable de amplias dimensiones para su jardín. Este tipo de piscinas, a pesar de su facilidad para ser montadas y desmontadas, pueden ser motivo de conflicto respecto al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), ya que algunas interpretaciones pueden considerarlas como estructuras fijas, incrementando así el valor de la propiedad.

Daniel, consciente de esto, consultó con múltiples gestores y su ayuntamiento antes de instalar la piscina y creyó haber elegido un modelo que no repercutiría en el valor catastral de su propiedad. No obstante, fue notificado por el catastro francés debido a que la piscina fue detectada por sistemas automáticos, requiriendo su registro y posible incremento en el IBI, lo que pone en juego la legalidad de instalaciones similares.

Esta situación no es única de Francés y puede aplicarse también en España, donde el tratamiento fiscal de las piscinas desmontables puede variar. Aunque en general estas piscinas están exentas de IBI en España, las normativas locales pueden variar, lo que requiere consultarlas para evitar sorpresas. Además, el Catastro Inmobiliario en España utiliza imágenes por satélite y drones para detectar construcciones no declaradas, lo que aplica también a las piscinas, aunque el sistema puede incurrir en errores.

La detección de una piscina por parte de Catastro conlleva la notificación al propietario para su regularización, y puede incrementar el IBI de la vivienda hasta un 15%. Es clave entender que más allá de si la piscina se considera fija o desmontable, las restricciones de agua locales y las normativas de uso también pueden afectar la posibilidad y la manera de disfrutar de estas durante los periodos de sequía. Es decir, la instalación y disfrute de una piscina en propiedad no solo es una cuestión de gusto personal o de capacidad para enfrentar el calor, sino también de cumplimiento con la normativa local y de adaptación a las condiciones medioambientales de cada lugar.