funciona en una mina y se enfría con agua de un fiordo

En el oeste de Noruega, la transformación de una antigua mina en el hogar de Olivia, el superordenador más potente del país, marca un avance significativo en la ciencia y tecnología noruegas. Gestionada por Sigma2, Olivia se posiciona como una herramienta esencial para la comunidad científica noruega, diseñada para minimizar el consumo energético y aprovechar la seguridad de una instalación subterránea. A pesar de que Noruega no forma parte de la Unión Europea, se integra en el Espacio Económico Europeo, y con Olivia busca reforzar su capacidad de cómputo y autonomía tecnológica sin depender de infraestructuras externas.

La máquina, un sistema HPE Cray Supercomputing EX, cuenta con 252 nodos con procesadores AMD Epyc Turin, 304 GPU de última generación y 5,3 petabytes de almacenamiento. La utilización de refrigeración líquida directa y el emplazamiento en Lefdal Mine Data Centers permiten a Olivia operar con energía renovable y uso eficiente de agua del fiordo para el enfriamiento, reduciendo el consumo energético en más de un 30% comparado con su predecesor, Betzy, y multiplicando por 17 la capacidad de IA nacional.

La configuración de Olivia no solo refleja un compromiso con la eficiencia energética, posicionándola en lugares destacados en las listas Green500 y TOP500, sino también una apuesta por la seguridad física y estabilidad térmica, dadas las características únicas de la mina que la alberga. La inversión de 225 millones de coronas noruegas (aproximadamente 20 millones de euros) en este proyecto subraya la seriedad del compromiso noruego con la autonomía tecnológica y la innovación científica.

Tras un meticuloso proceso de pruebas y ajustes, la inauguración oficial de Olivia en junio de 2025 marca el inicio de una nueva era para la investigación y la inteligencia artificial en Noruega. Con especial énfasis en la salud, investigación marina, climática y el desarrollo de modelos de lenguaje en noruego, Olivia promete ser un recurso central para avanzar en ciencia y tecnología. Este proyecto no solo democratiza el acceso al cómputo de alto rendimiento para todas las universidades y centros de investigación del país, sino que también establece a Noruega como un referente global en infraestructura de cómputo avanzado.